Para un hombre sensato, las fronteras son solo líneas imaginarias que bien podrían romperse con un abrazo, porque es más fuerte el amor que los rencores, porque es más contagiosa la caridad que las armas biológicas, porque las guerras no serán nunca la respuesta para corregir los caminos, porque no hay más nación para el hombre de bien que todo el mundo, nuestro mundo, ese que vemos pero sobre todo aquel que no vemos pero llevamos en el corazón, porque la patria es sencillamente ese lugar que amamos y nos hace ser.
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