ABANDONO DE UNA HISTORIA SIN FINAL

Yo soy Roberto, me conoces bien, soy el personaje de todas tus historias. Gracias a ti existo, es verdad, pero ya estoy harto de ti, de tus caprichos, de que tus cambios de humor modifiquen mis finales. No es justo lo fácil que quieres deshacerte de mí, cuando yo he tenido que soportar tus pausas y tu insensata imaginación.

Hace un mes yo era un hombre feliz, con un trabajo en la casa de bolsa y un perro labrador. Pasaron los días y me inventaste una novia psicópata y pretendías que me enamorara de ella, me mandaste al extranjero, por la culpa de tus letras, lo abandoné todo y para colmo hacías que llorara cada mitad de mes, ¡casi arranco las páginas con tu bendita historia! Tú, mujer, pretendes creer que sabes como reacciona un hombre de verdad pero no es así. Por favor, yo que voy a andar llorando acongojado por los pasillos, ah solo en tu cabeza cabe semejante locura, pero a tiempo recapacitaste y borraste esas líneas, bueno casi todo el capítulo de tu estúpida novelita. 

Hasta ahí creí que íbamos bien, pero lo que hiciste ayer ya no tiene nombre. Yo no soy un pelele al que puedes manejar como tu marioneta, tú delineaste los rasgos de mi vida, me construiste un mundo de letras y utopías y hoy que pretendes que regrese a mi país, de una vez te digo que no voy a hacerlo porque me enamoré y no de tu protagonista, la tal Elenita que es un asco: fea, insípida, empalagosa y conformista. No mi querida escritora, yo sí me voy, pero no con la tal Elena, me largo de tu historia con la asistente de la casa de bolsa donde trabajaba, ya le pregunté y a ella tampoco la tienes muy contenta, mira que siendo tan linda solo la mencionas en dos ocasiones -en la página 26- no, de verdad que estás muy mal.

En fin, ya hice mis maletas, juega tú con tu vida pero ya sin nosotros, solo vengo a despedirme de ti. Si quieres matarme o dejarme en el olvido, hazlo, al cabo que ya encontraré otra historia que me de asilo.