Las palabras pueden escaparse, volar como mariposas que huyen hacia la nada, ahogadas en su cobardía, presas de temores. A ellas no puedo cobrarles favores, no me deben nada y por eso aparecen cuando se les da la gana. Pero las letras no se pueden marchar, a ésas las agarro con fuerza, las asfixio, las estrangulo, las obligo a existir, desde el trazo inicial hasta el punto final, porque ellas sí están en deuda conmigo, a ellas sí les puedo exigir que se queden, que hablen por mi, después de todo elegí que ellas fueran mi destino.
2 comentarios:
Un destino sellado por letras; pariente de gala del azar. Al final, las palabras son cárceles y es muy difícil escapar. Hermosa publicación.
Beso.
Mi querida Veru, como siempre un gusto intercambiar comentarios con mi Colega de sentimientos, te mando un abrazo y sigo leyéndote!
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