No pueden tocarme
tus rayitos de luz,
no puedes ya
agitar mi calma.
Volé muy lejos,
incluso lejos de mi misma,
soñando con cielos claros,
fijando la mirada
en el horizonte
queriendo lavar mis culpas,
ansiosa de perder mis miedos,
sin querer volver
y sin embargo regresé,
pero regresé
no siendo yo,
siendo otra
en mis zapatos,
viendo en el espejo
un reflejo
que nunca
fue el mío,
y me enamoré
más de esa
que no soy,
que de ése
que no fuiste.
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