pero no de esos que van cargados de ilusión.
Realidades que duelen tanto,
que uno prefiere pensar que solo lo soñó.
Entonces ya no se sabe si es un sueño o fue real,
lo único cierto es que al cerrar los ojos
aparece esa voz, esas palabras, ese nombre
que en algún momento fue tan familiar.
La nostalgia y los recuerdos les ganaron la partida
y ellos lo sabían cuando se conocieron,
que en este juego nadie sale ganador.
La lluvia que faltaba en ese oscuro amanecer
de pronto resbaló incómoda por las mejillas
y ellos seguían jugando con el fuego.
Una ventana y una estrella parecían ser
lo único que los unía en ese mundo de ficción,
pero había algo más y solo ellos lo sabían.
Se lo dijeron casi todo, solo hubo algo que faltó.
Al final con la luz del sol, llegó un día normal,
el hechizo de la medianoche se esfumó
y aquellos que entre confesiones y arrebatos
quisieron transformar en sueño lo que era realidad,
se convirtieron otra vez, y para siempre en dos
que necesitan otra vida para volverse a conocer.
que necesitan otra vida para volverse a conocer.
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