Me pierdo en ti y por primera vez no quiero regresar al camino que me lleva a casa, porque hoy mi hogar son tus abrazos que sin mayores pretensiones me asumen inquilina tal vez con la esperanza de que algún día, sea yo quien cierre con llave la entrada a esa puerta fría, vacía, que no conduce a ningún sitio. Esa puerta que otros llaman libertad y que tú has querido nombrar cariñosamente, soledad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario