Nunca aceptó consejos, él siempre quiso creer que lo sabía todo. Escuchaba, es cierto, pero se creía invencible y debo reconocer que en ocasiones era frío y arrogante. Yo nunca dudé en seguirlo, parecía tener muy claro a donde se dirigía, era cauteloso, sensato, bondadoso. ¡Como no ir trás él si era un aventurero incansable que no le temía a nada, ni a nadie!
Muchas veces traté de confrontarlo, de pedirle que fuera más despacio, pero era inútil, callaba mi voz con ese sonido ensordecedor que provenía desde lo más profundo y que inevitablemente hacía eco en mí.
Él decía que su única enemiga vivía en mi cabeza, la odiaba tanto que yo empecé a ignorarla para no molestarlo, pero ella intentó advertírmelo, "yo no soy de las que se olvidan" me gritaba, y tenía razón.
Ella la de las líneas rectas, él el de los puntos suspensivos; ella con sus planes, con sus dudas, con sus futuros; él con sus sorpresas, con sus afirmaciones, con su presente. Ella y él en constante oposición.
Convivir con ambos, no fue fácil pero por años logré hacerlo. Ella prudente guardó silencio, sólo que hoy ella se cansó y ha decidido hacerse presente. En el fondo creo que se armó de valor para salir, sólo porque él se siente débil, malherido, triste, nostálgico... Está agonizante y ella lo sabe bien.
Es una pena verlo tan mal, coincidimos las dos, y nos da un poco de lástima -a mí más que a ella- porque él actúo de buena fe, pero lo lastimaron mortalmente... Ella lo observa afligida, él no quiere voltear a verla, la odia por ser tan cruel, por arruinarnos la vida. Ella se llama realidad, y él, es ese corazón iluso y rasguñado que en su lecho de muerte se empeña en susurrar: "amar vale la pena"
2 comentarios:
ella y él, yo no podía apostarle a ninguno, porque si ganaba ella me arruinaba la vida, y él, ahhh él de todos modos iba a perder!
Leer cada palabra de lo aqui escrito me lleva a creer cada vez más que existe el nosotros, y que lograr encontrar el nosotros nos aleja del individualismo de ser él y ella. Grande es el nosotros que permite vivir con la individualidad de cada uno, enriqueciendo con amor y respeto la unión del nosotros. Libia querida, quizas no exista el alma gemela pero si aquella que te hace sentirte plena y que con ella la vida es más bella. HECA
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