Tal vez será que la lluvia hace que el orgullo se me vaya resbalando por el cuerpo o será que desde mi ventana me he cansado de esperar a que regrese. Nada cambia lo que siento, nada cambia lo que sé, pero en el fondo octubre y sus lunas, octubre y sus lluvias, me recuerdan que uno no siempre puede conservar lo que desea y que a veces está bien decir que estamos mal. En un día nostálgico de octubre, quiero mandarle luz y bendiciones a aquel que amo en mi corazón aunque no puedo amarlo en mi vida.
1 comentario:
Hoy, precisamente hoy, cuando la lluvia prístina de octubre se convierte en una especie de réquiem por una ilusión y retoma las notas disonantes en el concierto que proclama que el pasado no duele... y tú acompañándome en este octubre de nostalgia. Gracias, mi hermanita.
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