A Alejandro, en memoria de su ángel

Ayer hablé con una mujer.

Una mujer que me conocía, me llamó por mi nombre.

Hablaba con una voz tan dulce, y era tan hermoso sentir tan cerca su paz,
caminó hacia mí y me dijo:
-"Tú lo has conocido, Dios los puso en el mismo camino
y nada ha sido casualidad, yo misma se lo pedí.
Le pedí que permitiera que tus ojos vieran los de él
y que tus manos pudieran tocar las suyas,
necesitaba un intermediario para estar segura
de que él escucha lo que a diario le digo.
¿Podrías hacerme el favor de decirle que mi voz ahora es el viento,
ese que le susurra al oído lo mucho que lo quiero?
¿Podrías hacerle entender que Dios no nos separó?
por el contrario nos unió más, ya que hoy él me tiene en su corazón.
¿Podrías decirle que jamás me sentí más orgullosa de él
que cuando me cedió su cuarto

para que mi enfermedad fuera más sencilla,
cuando organizó su graduación anticipada

sólo por verme sonreír, ¿podrías decírselo?
Necesito que él sepa que no me fuí solo porque sus ojos no pueden verme.

Sé que me ha sentido todo este tiempo a su lado.
Cuando él habla conmigo puedo escucharlo,
y todas las noches cuando él cierra sus ojos,
le besó la mejilla y le doy mi bendición,

mi niño tiene un gran corazón
y de eso ya te has dado cuenta.
dile que lo adoro y que fue un gran orgullo ser su mamá,

¿se lo dirás?.
De pronto una hermosa luz llenó todo el lugar,
ella me sonrió con ternura, se dió la vuelta
y pude darme cuenta de algo que no había visto...
sus enormes alas blancas,
era un ángel,
era tú ángel.