
Tal vez sea una curiosa ironía pero de pronto estás arriba del tren en un cómodo asiento viendo por la ventana a aquellos que no pudieron abordarlo y al cerrar los ojos y abrirlos otra vez ahora eres tú quien desde el frío observa a quienes sí pudieron subir. Todo, absolutamente todo, gira en círculos, las partidas son llegadas, los inicios son finales. A veces tu círculo se cruza con el de alguien más y entonces es inevitable la pregunta... ¿podrás ser alguna vez como yo?, ¿podré ser alguna vez como tú?
1 comentario:
que bien, pero inevitablemente, tu y yo nunca seremos iguales, pues hemos nacido diferentes y eso nos hace especiales.
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