jueves, 18 de enero de 2007

“…Ahora estoy solo, francamente solo. Miro cómo te vas adentrando en la niebla y empiezo a recordarte” M.B.


Sí, se que es cobarde de mi parte decirte adiós con una carta, pero no me queda más remedio, tengo tantas cosas por decirte y sin embargo tengo la seguridad que si te las dijera de frente no soportaría ver tus ojos, ésos a los que un día tanto amé. No, no me he equivocado, amé tus ojos y tu boca y tus manos y todo tu ser, te amé con todas mis fuerzas y de verdad llegué a creer que viviríamos toda la vida juntos, pero después de todo no fue así.

Fuiste todo para mí, de eso no quiero que tengas dudas, el tiempo que compartí a tu lado fue como un regalo del cielo, todo aquello que nació entre los dos aquellos días de abril, fue el motor que hoy me hace sentir viva. Fuiste el primero en todo: el primero que me besó con amor, el primero que entendió el significado de un abrazo, el primero que realmente se enamoró de mí, el primero que me compuso una canción, el primero al que amé de verdad, el primero que cantó con su alma al pie de mi ventana, el primero que inspiró en mí letras llenas de alegría, tú eres y serás siempre el que con su corazón cambió toda, toda mi vida.

Partir es difícil, y aún más cuando tienes que recoger tu maleta y meter en ella tantos sueños, tantas ilusiones, tantos planes, tantas horas, tantos días, tantos años que ahora no son sólo tuyos, ahora nos pertenecen a los dos, es tan duro y sin embargo sé que es lo que tengo que hacer, irme de tu vida y esta vez no como un mero simulacro, de esos que hemos hecho tantas veces, no, esta vez en verdad se acabó nuestra historia.

Me voy siendo tan tuya y oliendo tanto a ti, me voy cargando el baúl pesadísimo de los recuerdos, y sólo espero que comprendas que no me perdonaría quedarme a tu lado sintiendo dentro de mí lo que estas líneas pretenden explicar.

Me conoces tan bien, que estoy segura que entenderás que deseo explicarte todo con una pequeña historia, déjame hacerlo así, después de todo esta es la última vez que tendrás que leerme, deseo de todo corazón que la vida te de lo que mereces y que puedas encontrar en esta historia las respuestas que yo no podré dar a tus preguntas.


“…Allá muy lejos, entre unas grandísimas montañas, se encontraba una tierra que no mucha gente conocía, un lugar llamado Everside, era tan hermoso que parecía como sacado de un cuento. Las flores de mil colores cubrían los verdes campos, y una cascada enorme descendía caudalosamente llegando hasta el río cristalino en donde los peces nadaban, los enormes árboles alrededor daban una sombra que parecía llamar al descanso y los pajarillos cantaban como un coro bajado del mismísimo cielo; ahí en donde el sol reluciente y orgulloso del paisaje reflejaba sus cálidos rayos, cualquiera que llegara a Everside se sentía feliz, acogido y reconfortado.
Cierta tarde, una joven llegó a éste lugar cansada de tanto y tanto caminar, sus ojos no tenían luz y parecía como si una gran pena tuviera aprisionada su alma, cayó desvanecida bajo la sombra de un imponente árbol en los campos de Everside, y así permaneció hasta la mañana siguiente. De pronto, como todos los días, los pajarillos comenzaron su canto y los rayos del sol se empezaban a filtrar por las hojas de los árboles creando unos enormes ases de luz; poco a poco ella fue abriendo sus grandes ojos negros y cuando por fin despertó se sobresaltó al ver el hermoso lugar en el que se encontraba, después de cruzar obscuros pantanos y tierras en guerra, llegar a éste lugar era para ella como un inmerecido regalo del cielo, pero no estaba ella como para cuestionarle a Dios si lo merecía o no, se puso de pie y disfruto todo el paisaje, sintió el viento, escuchó el ruidoso caudal de la cascada y se acercó al río en donde sin pensarlo dos veces se tiró en un clavado que salpicó a los animalitos que se encontraban cerca. Al entrar en el agua ella sintió como si todas sus penas, sus tristezas, todas las desilusiones que había tenido en su camino se le hubiesen limpiado, ella dejó por fin en el olvido todo lo que había vivido y por primera vez, después de muchos años ella se sintió profundamente feliz.
Pasó el tiempo y no había día que ella no le agradeciera al cielo por la dicha y la fortuna de haber encontrado ese hermoso lugar. Ella tenía la seguridad de que aquí quería pasar el resto de su vida, porque ese sitio era lo que ella siempre soñó. Escuchaba a los grillos, los pájaros, la cascada; disfrutaba cada hoja de los árboles, cada rayo de sol, cada centímetro de tierra que recorría, se complacía al ver nacer las flores en la primavera y Everside parecía disfrutar también su presencia por que la complacía y la acogía como una huésped muy especial, ella ahora era parte del lugar y ya no era posible hablar de Everside sin pensar en ella.
Una mañana, sin embargo no fue igual a las demás, ella se levantó feliz como siempre de oír y ver tantas cosas maravillosas pero esta vez sintió una angustia que le oprimía el pecho, no sabía de dónde provenía ese sentimiento pero estaba ahí y no la dejaba tranquila, por las noches ella se preguntaba que podía ser eso que le había robado la paz que había tenido durante todo este tiempo, pero nunca encontraba la respuesta. Fue hasta unas semanas después que caminado por los campos, por primera vez, la joven observó la montaña que rodeaba Everside, y sintió que la angustia dentro de ella se hacía más grande… fue entonces que se encontró preguntándose qué podía haber detrás de la montaña. La paz que había en ella desapareció por completo y es que aunque Everside le seguía pareciendo el paraíso, todas las noches se cuestionaba lo mismo ¿qué habrá más allá de la montaña?
Un día ya no pudo más. Sabía que Everside le había dado todo, que había sido su hogar, su refugio, pero tenía que continuar, era hora de marcharse. Ella sabía que tal vez algún día se arrepentiría de haber partido de este lugar tan especial y que tanto le había dado pero no podía permanecer en él preguntándose qué es lo que habría detrás de las montañas… la decisión estaba tomada y a la mañana siguiente ella partió con el corazón lleno de tristeza pero con un rayo de luz en su interior, sabía que había recibido muchísimo más de lo que ella había dado, pero las cosas habían cambiado y no había vuelta atrás. Comenzó a caminar y con lágrimas en los ojos, sintió deseos de voltear hacia atrás, como queriendo grabar cada detalle en su mente. Por primera vez entendió cuánto amaba este lugar y sintió que no le alcanzarían los días para agradecer a Dios el haber encontrado este pedacito de cielo en su camino. De pronto detuvo sus pasos y estuvo a punto de regresar y seguir feliz en estas tierras, pero no podía traicionarse a sí misma, debía cambiar la seguridad que le proporcionaba este lugar por la incertidumbre que implica siempre el porvenir. Siguió adelante.
Todos los que la vimos alejarse de Everside lloramos con ella pero compartíamos la esperanza de que el tiempo pusiera todo en su lugar y si este de verdad era su sitio ella regresaría y su Everside seguiría intacto como cuando se fue, como si no hubiesen pasado los días, como si la hubiera estado esperando. Y si ella no volvía entonces sería porque Dios así lo había querido.
Es curioso pero esta noche, ya sin ella, por primera vez llovió en Everside… después de todo el cielo no pudo contener sus lágrimas.”

Corazón: Gracias por ser mi Everside.

Con todo mi amor
Libia

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este me encantó. Es una forma tan dulce y sincera de despedirse. Cuántas veces no deseamos tener palabras como esas para poder decir "adiós"? Qué cosas tan hermosas puedes escribir...