“La salida del laberinto, es precisamente, la entrada a él”

Nada tengo que decirte, no exijas ahora palabras que debimos decir hace mucho tiempo.

Hoy es el tiempo el que se nos escapa de las manos, ahora el tiempo que vivimos juntos parece no ser nada, ahora sólo queda tu reclamo y mi sonrisa… y es que ¿cómo exigirle al corazón que te siga amando cuando ya no desea hacerlo?, ¿cómo explicarte que hubo quién sí me escuchó cuando tú te negaste a hacerlo?, ¿cómo podría negarte que me he enamorado de alguien que en nada se parece a ti?

Es difícil leer esto ¿verdad?, sin embargo ¿no te parece que fue mucho más difícil para mi darme cuenta que el hombre que yo amaba perdía poco a poco el interés en la mujer que siempre lo esperaba despierta a que llegara a casa?

Yo ya no puedo seguir así, no sé si logres entenderme, de pronto me di cuenta que quise contener al mar, pero su fuerza me venció; he querido levantarme y comenzar de nuevo, pero no tengo más fuerzas, se acabaron, estoy cansada de luchar.

Después de todo creo que entendí que tratar de cambiar lo que eres no era la solución: La solución era mucho más sencilla que eso, era simplemente comenzar a escribir esta carta que hoy dejo en tu buró; la vida se encargará de poner todo en su lugar…

Con el respeto que yo jamás deje de sentir por ti:

Laura