jueves, 18 de enero de 2007

La soledad es como la obscuridad que hace que en sombras, los fantasmas se vean mucho más grandes de lo que son en realidad

Los fantasmas sí existen…
Yo misma inventé uno.
Existía sólo cuando yo quería
pero un día, así sin más, cobró vida propia.

Se paseaba lento por cada rincón de mi vida,
su melancolía podía sentirla en mi piel
y su soledad me dolía hasta los huesos.

Yo lo inventé… sí
pero ahora se ha apoderado de cada
minuto que era mío,
me ha robado el aire y parece
que se aferra a mis sueños…
no quiere irse… ya se lo supliqué.

A veces pienso que necesita de mí
y otras que soy yo quién no tengo vida sin él.

Los fantasmas sí existen…
Y se parecen tanto a los amores perdidos
ambos quieren ser olvidados y por el contrario,
son recordados como si los hubiéramos visto ayer.

Los dos pretenden comprar el olvido
y vender el recuerdo.

Mientras los fantasmas van y vienen,
los amores pasan y se quedan.

Los fantasmas existen
mientras hayan cosas pendientes qué arreglar,
los amores perdidos existen
mientras hayan palabras que decir.

Mi fantasma,
después de todo,
se parece mucho,
mucho,
a alguien que conocí
mucho,
mucho tiempo atrás.

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