jueves, 18 de enero de 2007

Si la soledad fuera obscuridad, hoy en mi alma se habría ido la luz


Ella creyó que si amaba podría cambiar al mundo…
Ella sólo creyó, pero fue el mundo quién la cambió,
y no el mundo en general
sino una vida en particular.

¡Qué difícil es amar!
¡Qué dolor tan fuerte se apodera del corazón!
Ella sólo quería enamorarse,
y se enamoró…
soñaba con él,
reía junto a él,
vivía por él,
sus ojos se iluminaban cuando lo veía venir.

Muy dentro de su alma,
ella sabía que esta historia tendría un fin,
pero aún así cerró sus ojos y se dejó llevar,
y el viento le golpeaba con fuerza la cara
aunque no con la misma con la que él le golpeo el corazón.

Él se marchó,
Tomó en sus manos el tiempo, la alegría, el color, los momentos, las sonrisas, las miradas, se llevó cada una de sus palabras; de un tajo cortó las ilusiones y se aseguró de dejar intacto su recuerdo.
Él se marchó, y ese día… ella lloró.

Yo la vi llorar,
yo la vi abandonar en un rincón su vida…
¡yo le gritaba que luchara!
pero ella ya no quería vivir.
Yo la vi creer en él,
yo fui testigo de cómo lo amó.

Ella sólo quería enamorarse,
y se enamoró.
Él sólo quería robarle a alguien un poco de vida,
y lo logró.
Los dos lo hicieron,
pero ¿por qué ella no puede seguir su camino si él ya encontró el rumbo que nunca perdió?, ¿por qué a ella le duele tanto el amor?

Yo la vi llorar,
y Dios sabe cómo me dolieron sus lágrimas.

Yo vi cómo ella se iba quedando sin vida,
sin luz, sin nada…
Y Dios sabe que hubiese dado mi vida por evitarle el dolor que estaba pasando.

Y yo que le rogaba al cielo que la cuidara,
yo que cada noche la tenía presente,
yo que la vi llorar por otro mientras yo mismo lloraba por ella.

Ella sólo quería enamorarse…
pero ¡Ay Dios!
¿por qué no se enamoró de mí?

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