Monólogo de un poeta

¿No le gustaría que a veces lo quisieran justo como quiere Usted?, no me vea así, déjeme explicarle de qué le hablo.

Imagine Usted un carpintero, que pone todo su empeño en hacer una silla, no piensa en otra cosa, no duerme... día y noche vive tallando la madera para dejarla perfecta, se ha empeñado en hacer la mejor silla jamás hecha y así lo hace... cuando la termina queda extasiado con su obra, es justo lo que quería hacer y ahí en su creación ha depositado todo el amor y la dedicación que era capaz de dar... hasta aquí Usted se preguntará ¿qué tiene que ver esto con nuestra charla? pues ahi viene el nexo: el carpintero quiere la silla para regalársela a la mujer que ama... ella seguro apreciará el gesto, pero jamás podrá si quiera imaginar todo lo que esa silla significa para quien se la obsequió.

¡Pobre hombre! dirá Usted, y yo también lo digo... pobre hombre porque siempre tendrá la sensación de que la mujer que ama no logró descifrar el mensaje que el regalo llevaba consigo... pero ahora viene otra pregunta para Usted que es el experto... ¡en un mundo hipotético claro está! ¿qué sentiría el hombre si de pronto esa mujer que tanto ama, gastara sus noches en hacer con sus manos una silla y se la regalara? tal vez no sea la mejor silla, al final de cuentas ese no es el oficio de la dama pero aún con eso yo le aseguro que ahora sí, el carpintero sabría que su amor infinito como el mar, es comprendido... ¿Entiende Usted lo que trato de decirle?

Francamente estoy empezando a creer que venir con Usted no ha sido muy buena idea, tan solo se limita a observarme fijamente y a anotar con sus dedos flacos en su libreta blanca... y ya me imagino lo que ahí anota: "Éste tipo está loco". Sí, todos los Psicólogos creen que los mortales estamos locos ¿no es asi?... pero continuaré solo porque ya he pagado la consulta y no deseo regalarle mi dinero...

Como Usted sabe -o por lo menos espero que lo sepa- soy escritor, y uno muy reconocido... mis libros están en las estanterías de todas las tiendas, sobre todo ahora que acabo de escribir mi más reciente obra "La vida que se fue" -por cierto se la recomiendo, hay un personaje curiosamente muy parecido a Usted- he ganado todos los premios que quise tener, he vivido de prisa, con lujos, sin ninguna limitación, he viajado a los lugares más increíbles del mundo, he tenido a mi lado a las mujeres más hermosas, más inteligentes... he sido feliz a ratos, he dejado mi Patria y he tenido la bendición de regresar a ella como el hijo pródigo, he recibido miles de aplausos, tengo propiedades e inversiones, tengo dos amigos y un perro, el perro es uno de mis amigos... pero debo confesar que hoy me siento solo... realmente solo.

Y ahí es donde se relaciona mi relato de la silla y el carpintero con mi propia vida... nadie nunca pudo entender la magnitud de mis letras... no he logrado que la persona que más amo en el mundo me ame de la misma manera. El corazón de un poeta es sin lugar a dudas el más incomprendido de todos los corazones, a veces pienso que solo se asemeja a la incomprensión que debió sentir el Dios en el que creo al ver en lo que habiamos convertido su obra... quizá por eso nos hizo poetas, para compartir su propia incomprensión, vamos para no sentirse solo.

Cuando veo sus ojos sé que de nada me sirven mis 30 novelas, mis 85 cuentos y mis 1,500 poemas; de nada me sirven mis premios porque ninguna palabra que yo pueda escribir lograría jamás igualar el brillo y la infinita ternura que siento al mirarla... desde que la conocí intento gritarle lo mucho que la amo... lo único que he podido hacer es poner su esencia en mis escritos... cada uno de mis libros tiene un personaje -más o menos cercano- que en realidad es ella... ella con sus dudas, ella con sus fallas, ella la que sonríe y me hace feliz, ella la que llora y entristece mi alma, ella... simplemente ella.

Ella sabe que la amo, yo mismo sé que ella me ama pero eso no evita que en el fondo me sienta solo... y ¿sabe Usted por qué? pues porque a veces quisiera que ella me amara de la misma manera que yo la amo... le doy mis letras y para ella son solo papeles con un mensaje escrito, sólo eso. Pero para mí son como la silla del carpintero... mi vida, mi mayor pasión, esas hojas son el reflejo de mi inmenso amor... un amor incomprendido. Yo dedico horas, días, semanas escribiendo con la esperanza de que a través de mis letras ella pueda por fin darse cuenta de que ya no podría concebir mi vida sin ella... pero no, eso nunca pasa, para ella son solo "hermosas letras"...

¡Cómo que hermosas letras!, ¡son mi vida, son mi amor por ella! y ¿puede Usted creer que ella solo diga que son "hermosas letras"?

Sí yo sé que en este mundo, cada uno quiere a su manera: el soñador imaginando, el super héroe rescatando al mundo, el carpintero haciendo su silla, el poeta escribiendo sus versos... pero ¿no podrá por un momento ella amarme a mi manera?... escribiendo. ¿Sería muy difícil que ella algún día tomé un pedazo de papel y escriba tan sólo un párrafo dedicado a mi?...

Ya no observe más su reloj, sé que la hora de consulta ha terminado, yo mismo he terminado... antes de marcharme le repito la misma pregunta: ¿No le gustaría que a veces lo quisieran justo como Usted quiere?...