jueves, 6 de agosto de 2009

Caminar Descalzo...

Caminar descalzo. Eso fue lo primero que hice al llegar. No dejo de preguntarme si venir aquí fue lo mejor. Lo que me trajo a este lugar fue sin duda el amor que siento por ella, pero irónicamente no corrí a encontrarla, huí de ella. Sí, huí de ella.

Sigo caminando, es lo que he aprendido a hacer éstas últimas semanas, caminar sin rumbo. Ella fue mi rumbo y ahora es ella quien me hace perderlo. La arena calienta mis pies, apresuro el paso para no sentir como me quema, la primera ola apenas alcanza a tocar mis dedos. Yo la amo pero ella quiere irse, sé que la podría detener y sin embargo aquí estoy, alejado de ella, recorriendo miles de kilómetros en sentido contrario a lo que verdaderamente quiero.

¿Sería más fácil no amarla? Claro que todo sería más sencillo. Si no la quisiera como la quiero podría creer que lo que dicen de ella es cierto, me alejaría de su vida sin sentir éste dolor que me está matando, me consolaría a mi mismo diciéndome que no valía la pena, pero no es así. La conozco y sé quién es, no es perfecta pero es quien ha estado conmigo, quien se ha desvelado cuando yo no podía dormir, quien me ha amado apesar de no recibir respuestas a cambio, quien ha hecho suyos mis sueños y quien ha compartido su vida entera conmigo... Sí, definitivamente sería más fácil no amarla, pero sí la amo.

El agua salada llega hasta mis rodillas. Yo tampoco quería dejarla y aún así lo hice, quizá fue sin darme cuenta pero ahora que intento culparla y culparme de haber dado pasos hacia atrás, me doy cuenta que ambos somos responsables de lo que ha pasado. Estuve molesto, tenía razones para estarlo, pero ella también las tenía y no pudimos vencer la barrera del orgullo que se instaló entre los dos, debimos derribarla de un puñetazo y abrazarnos.

¿Enemigos? por más que insistan en contraponernos y por más que yo quiera hacer evidentes nuestras diferencias, no podría ir en contra de ella, de ella no, de los que la rodean tal vez, pero de ella jamás.

El sol de frente en la cara me obliga a cerrar los ojos. Siento el viento con más intensidad, no veo nada pero escucho todo, siento en plenitud: el agua en mi cuerpo, los rayos de sol en mi cara, la arena bajo mis pies... la encontré: esa es la respuesta que tanto buscaba y que me trajo hasta aquí... cerrar los ojos y concentrarse en lo que en realidad importa es un primer paso para seguir adelante. El mar lo limpia todo, el amor lo puede todo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

HOLA, ME LLAMO LUIS Y SOY DE URUGUAY.
LEI TUS ESCRITOS Y ME LLAMO MUCHO LA ATENCIÓN LA FORMA EN LA QUE ESCRIBES, ¿CÓMO HACES PARA DARTE A ENTENDER TAN BIEN? ¿ESCRIBES DESDE HACE MUCHO TIEMPO?
ME SURGE UNA DUDA... ¿PORQUÉ ESTA HISTORIA ESTA ESCRITA DESDE LA PERSPECTIVA DE UN CABALLERO SI TU ERES UNA LINDA FÉMINA?
OJALA PUEDAS CONTESTARME

Nancy dijo...

amiga, ahora si te sacaste un 10 "el mar lo limpia todo, el amor lo puede todo" ya vez yo siempre te lo he dicho jajaja
saluditooooos!!!

Libia García dijo...

Luis:

Gracias por tomarte el tiempo de leerme, me da mucho gusto saber que eres de Uruguay que es un lugar con un gran significado para mi (de ese pequeño país es mi fuente de inspiración: Mi Mario Benedetti)y muy pronto estaré por aquellas tierras.

Con respecto a tu pregunta te comento, escribo desde hace aprox. 10 años, me encanta hacerlo y en ocasiones me resulta más sencillo escribir lo que siento utilizando la perspectiva del otro, es como una terapia sabes? por eso es que esta historia está escrita desde el lado de los de tu género: los hombres jajaja

Espero seguir teniéndote como visitante.

Saludos