Papá Adolfo

En memoria del día de tu partida.

Está de más decirlo pero sigo extrañándote como el primer día... Sé que te sentirías muy orgulloso si puedieras ver todo lo que he hecho con mi vida, con el paso lento del tiempo he podido entenderte mejor. Nos quisiste mucho a tu manera, nadie te enseñó a querer y sin embargo lo hiciste lo mejor que pudiste y aunque no nos abrazabas a menudo, siempre estuviste al pendiente de lo que nos pasaba, ahora me doy cuenta cuánto valorabas el tiempo que pasabas con nosotros, tus niños.

¿Qué cara pondrías si supieras lo política que me he vuelto? Seguramente pasaríamos horas hablando de la derecha y la izquierda, de los malos gobiernos o de la demagogia... Creo que de haber tenido más tiempo juntos hubieramos sido buenos amigos abuelo.

Si hoy pudieras verme mi Papá Adolfo, esa niña de bermudas y cabello corto, ahora es una mujer plena, con miles de sueños realizados y por realizar. Esa de las piernas flacas hoy escribe gracias a ti... porque mi primera fuente de inspiración fuiste tú. Aún recuerdo que lo que me llevó a tomar un papel y una pluma fue la terrible impotencia que sentí al no haberte podido decir adiós... Con mis trece años a cuestas tuve que aprender que la gente que uno ama se va, y que no por irse deja de amarnos... Esa de dedos largos, piernas flacas, cabello corto, bermudas azules y dientes chuecos... es la mujer más feliz del mundo porque te tuvo en su vida...

Te amo abuelo