miércoles, 7 de octubre de 2009

IMÁN

Muy bien, voy a decirlo, los caminos fáciles no se hicieron para mí. Ya me hice a la idea: así fue, así es y así será siempre... los caminos tranquilos hacen historias aburridas pero, ¿no podría en ocasiones mi alma aventurera tener un momento de calma?

Soy un imán para los enredos, en definitiva no soy lo que pudiera decirse una mujer normal... Nací con un aire diferente. Literalmente, porque me quedé sin aire al momento de nacer y tuvieron que ponerme ese "aire diferente" que se llama oxígeno embasado.

A lo largo de mi vida he recibido muchos obsequios, y en verdad los agradezco, pero en vez de regalarme ropa color rosa o muñecas, hubiera sido más útil que desde niña me hubieran dado algunas cosas que me hubieran hecho más sencillo el camino: un visor y unas aletas, por eso de que al paso de los años, siempre he sentido el impulso natural de nadar contra corriente; una llave multiusos para abrir y cerrar el cajón de la confianza; una brújula para no perder de vista dónde está mi norte; unas tijeras para poder cortar los lazos que me unen a quienes quiero y así dejarlos ir cuando llegue el momento; un escudo de acero que resista las embestidas del destino y una espada sin filo para no herir a otros; unos audífonos para escuchar las notas musicales más que las crueles opiniones, un espejo para verme siempre de frente, a los ojos y no permitir que por mis acciones deje de reconocer el reflejo de la que ahí aparece; una pluma a la que nunca se le acabe la tinta y un ancla para detenerme cuando encuentre puerto seguro...

Lo que sí me regalaron fue un libro, un pequeño telescopio y un reloj de arena, y los conservo todavía porque significan tres cosas importantes, el libro es un recordatorio de lo esencial que es prepararse, aprender, sus letras son visibles para mi, incluso con los ojos cerrados. El telescopio, aunque pequeño, acerca las cosas que parecen tan lejanas y me hace ver que somos parte de un plan divino perfecto, que somos una estrella más del universo. El reloj de arena... ése me lo regaló mi abuelo cuando cumplí 10 años, a mí no me parecía reloj porque ahí no podía ver las horas y cuando se lo dije él respondió que cada grano de arena que caía era como un segundo que no se repetiría y tenía razón, el tiempo tiene alas.
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Uno debería nacer con unas monedas en la mano, como una pequeña inversión ya que todo lo que elegimos tiene un costo. A veces lo descubrimos tarde. Yo, algunas veces, he pagado con gusto y otras tantas me ha costado saldar cuentas, pero en todos los casos he cubierto el precio de ser yo, de hacer lo que creo, de decir lo que pienso...
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Sé que pido mucho pero en lugar de grabar mi nombre en esa esclava de oro, hubieran puesto "vive como si no hubiera mañana" es hasta más corto que mis dos nombres y apellidos y con esa frase en mente, quizá hubiera tomado mejores decisiones.

La vida, después de todo, es un maravilloso viaje. Un viaje en tramos placentero y en otros no tanto como quisieramos. Yo siempre he elegido viajar de pie, con las maletas en la mano, de ellas no he podido deshacerme, pero siempre estoy lista para partir, las partidas son siempre nuevas llegadas a algún sitio.

En este tramo de mi vida, la marcha es cada vez más lenta, la próxima parada está cerca, lo presiento... Desde la ventana se ve el panorama. El destino no es más que las decisiones que tomas. Uno puede decidir si bajar por la nublada izquierda o por la soleada derecha. Respiro profundo porque sé que aún cuando mi corazón ansía el sol, a mi alma le gusta el olor a tierra mojada...

Ya lo dije, los caminos fáciles no se hicieron para mi, por eso estoy preparada para iniciar un nuevo camino difícil, espinoso, con fuertes vientos, con enredos y complicaciones, ese es mi camino, el otro, el fácil, nunca ha sido el mío.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

oooooooooo por esooooooooo, lo escribiste pensando en mi acaso?? te quiero amiga

Libia García dijo...

amiga!!!
pues quién eres??? y aunque lo escribí por mi, me alegra saber que también te identificas con los caminos difíciles!!!
un abrazo

Anónimo dijo...

Que hermoso es vivir y ver la vida como lo reflejas en tus líneas. Admiro tu espíritu de reto, de superación de perfección. Gracias a la vida que me ha permitido conocerte y aprender de ti, casi siempre los chicos aprenden de los grandes, no es mi caso. Te quiero. HECA