viernes, 13 de septiembre de 2013

Todos los niños son mis niños

Sus ojos ahora los veo en todos los ojos, las risas de los otros son también su risa, las incontrolables ganas de proteger su inocencia alcanzan también a esos pequeños que no son míos pero que en realidad si lo son, porque todos somos responsables de ellos. 
 
Por alguna extraña razón, ser padres nos hace padres universales de todos los pequeños del mundo. Es como si ahora todos los niños fueran nuestro niño. El dolor de cualquiera de ellos ahora debe dolernos mucho más, todo aquello que les borre la sonrisa nos la debe borrar a nosotros también.
 
Todos los niños deberían tener el derecho de nacer libres, iguales, sin ataduras ni complejos, sin riquezas ni pobrezas, sin destinos marcados. Deberían poder ser lo que quieran, deberían conservar su alma pura hasta que la edad adulta los sorprenda de repente.
 
No son ellos responsables de proveer a la familia con su trabajo, por el contrario deberían jugar eternamente mientras puedan y soñar con princesas y castillos. Debería dolerles la panza por comer tantos dulces y no por no tener que comer, tendrían que abrir sus ojos grandes sorprendidos por los colores del mundo y no por las injusticias de la vida.
 
Ellos tienen la obligación de reír a carcajadas y nosotros tenemos la obligación de respetarlos y animarlos a ser ellos, sin límites ni condiciones, sin diferencias de credo ni raciales, sin heredarles prejuicios que ellos no entienden, porque ellos son la nueva humanidad, nuestra única esperanza de salvarnos de tanta destrucción.
 
Yo no tengo solo un hijo, todos los niños son mis niños, porque en el mundo que quiero construir para mi hijo caben todos los pequeños como él.
 
 

lunes, 19 de agosto de 2013

Letras

La lectura es la inyección de vida de las letras.

La mujer de mis ayeres

Que se nos murió el amor y no hicimos nada por reanimarlo, que ambos nos perdimos con el paso de los años, que no supimos caminar de la mano, que cada palabra se nos fue convirtiendo en reclamo, que lo que sentíamos cada vez se parecía más al hastío.
Sí, eso nos pasó y los dos lo sabemos muy bien, pero ¿para qué hablar mal de mí si hasta hace muy poco me amaste?
No te desgastes tratando de mostrarle al mundo los errores que cometí, ambos cometimos errores y no es mejor quien los grita, se vuelve más digno de respeto aquel que los calla.
¿Por qué insistes en culparme del final si ambos sabemos que en una relación que fracasa no hay santos ni demonios?
¿No sería mejor despedirnos con honores de una vida que tuvo sus momentos maravillosos?
¿No valdría la pena conservar el recuerdo de aquello que nos hizo crecer como personas?
Cuando en la calle me preguntan por ti, solo puedo contestar que te amé con toda el alma y viene siempre a mi mente lo mejor de tí, no porque no tuvieras tus malos ratos, sino porque yo he decidido recordarte con aquellas lágrimas de felicidad del día que nos casamos y no con las lágrimas enfurecidas del día en que nos gritamos tantas cosas.
No fui perfecto pero te amé; no siempre te demostré que eras mi prioridad, pero te amé; te fallé una y mil veces pero te amé también una y mil veces.
No hables mal de la pareja que fuimos porque eso habla mal de la persona que eres.
Es cierto, tuvimos días tristes, pero por cada día malo hubo 10 días perfectos, de risas, de confesiones, de amor leal, de crecimiento mutuo.
No soy tu enemigo, jamás podría serlo porque siempre serás parte de mí, no se vale odiar aquello que un día tanto se quiso, regálame un último recuerdo, deja de hablar mal de nosotros y se la mujer de mis ayeres.

viernes, 9 de agosto de 2013

Lazo invisible, etéreo

La vida está llena de momentos que te hacen ser, instantes que te sorprenden y te dejan sin aliento, días oscuros y noches de luz, caminos cuesta arriba y épocas memorables. Mi vida no ha estado exenta de ellos, pero ahora toda mi felicidad se resume en un solo segundo, aquel en el que sus ojos me vieron por primera vez, esa minúscula porción de tiempo en la que su mano cálida tomó la mía haciéndome entender que ya nunca más sería la misma.
Hay cosas que te cambian por completo y verlo llegar a mi vida fue una de ellas; no sabía lo que era amar tan intensamente y a la vez con una serenidad que todo lo llena, no imaginaba la fuerza que me daría con tan solo sentirlo a mi lado.
No sé si había estrellas en el cielo esa noche, desde donde estaba no podía saberlo, pero que importaba si yo ya tenía una entre mis manos, la más linda, la que iluminaba todos los rincones oscuros de mi alma. Llegó y comenzó a llover, como una premonición de que llegaría para limpiarlo todo dentro y fuera de mí, llenando con su presencia un espacio que siempre había estado reservado sólo para él.
Ni siquiera tuve que decirle que lo amaba, cuando lo besé, él supo que iba a amarlo de por vida y parecía como si sus temores de haber llegado hubieran desaparecido porque las lágrimas en sus mejillas dejaron de correr y sonrió, y yo nunca olvidaré esa sonrisa que parecía decirme: "Sé quien eres".
Esa madrugada mágica ambos hicimos un pacto en silencio, cuando todos se habían ido, cuando él, cansado del viaje se recostó sobre mi pecho y en aquella sala solo podíamos sentir nuestros corazones, esos que siempre latieron juntos. Yo le prometí que mi amor por él no se acabaría jamás, que sin importar las veces que fallara, que se equivocara, que cayera yo estaría ahí, que verlo a mi lado y compartirlo todo juntos  serían siempre mis prioridades, que por encima de mí estaría siempre él, que ese lazo que hasta hacía unos minutos nos había mantenido inseparables permanecería eternamente pero ahora invisible, etéreo.
Es cierto, la vida está llena de instantes y de milagros maravillosos, pero ese momento en que el milagro de Dios se hizo presente en mí al convertirme en su instrumento de amor, fue el que le dió sentido a mi existir. Ese momento en el que todos dormían, no solo  estaba naciendo un nuevo día en el horizonte, también nacía una mamá, la mamá que siempre seré para él, ese momento que cambió mi visión de la vida, el momento en el que supimos que ambos nos pertenecíamos para siempre.

jueves, 2 de mayo de 2013

Llegará la noche

Sueño contigo cada noche, pero un día no soñaré más desde la lejanía porque llegará la luna y tú y yo soñaremos en la misma almohada.
 

miércoles, 24 de abril de 2013

Rehaciendo el amor

 
Ella se levantó para ponerse la pijama que él le había prestado, en esa noche en que los dos eran felizmente fugitivos de sus vidas.
 
- "Hace mucho que no hacía el amor", le dijo su Diego, mientras la tomaba otra vez entre sus brazos.
 
Ella le regaló una mirada de ironía.
 
- "No te creo", le dijo viéndolo de frente. "Tú mismo me has contado de tus amores fugaces, de tus aventuras con estrellas intermitentes".
 
- "Hace mucho... que no... hacía el amor", volvió a decir su Diego viéndola con esos ojos de melancolía, "Hace mucho que no hacía el amor". Lo repitió bajito, como diciéndoselo ahora a él mismo.
 
Y ella cerró sus ojos y apretó sus labios para no decir nada más, no había palabras que valieran, quería guardarse ese momento en el que había entendido que ella también tenía mucho sin hacer el amor.
 

martes, 5 de marzo de 2013

Amuletos

Hay de amuletos a amuletos, 
unos nos ayudan, 
nos protegen, 
nos acompañan,
nos dan suerte.
Hay algunos amuletos,
que nos desnudan el alma,
que se van llevando 
como un ventarrón
las máscaras de lo que no somos,
y nos recuerdan que en aquel ayer,
por lejano que parezca fuimos reales.
Amuletos a los que nos aferramos
porque ya no están sus brazos,
porque se han ido sus palabras,
porque la ausencia cala hondo.
Amuletos que tomamos con las manos
deseando que nos transportaran 
a esos abrazos que ya no nos dan.
Hay amuletos que podemos tirar al viento,
mandar al olvido, deshacernos de ellos,
pero hay otros que laten con fuerza
en el pecho de alguien 
que camina su vida sin nosotros.

jueves, 28 de febrero de 2013

La paloma y su elefante


Mi humilde homenaje a la mujer que representa fortaleza y valentía,
con convicciones y pasiones que desbordaron su tiempo y su ser.
Porque creo que todas las mujeres, en algún momento 
de nuestras vidas, amamos a un Diego como el suyo. 
Dedicado al amor de ella y no al de él, 
porque a su Diego me cuesta entenderlo, 
porque su vivir es tan parecido a aquel 
que cree que nació siendo serpiente 
y se arrastra sin ver 
que está ensuciando 
sus alas
LD


A veces creo que no debí amarlo, otras veces (la mayor parte del tiempo) creo que él me hizo ser lo que fui, que sin su paso desastroso por mi vida yo no hubiera podido ser tan fuerte. En el más acá me preguntan si en verdad creo que me amó, yo digo con firmeza que sí, que él, mi panzón me amo más que a nada en el mundo. ¿Que si me engañó con todas las faldas que se le cruzaron por enfrente?, ¿Que si yo lo engañé un poquito también como una justa venganza ante sus traiciones? 
Sí, la respuesta es sencillamente sí. Pero yo lo amé y él me amó de eso nunca he tenido dudas. El mundo no siempre entiende los amores eternos como el nuestro porque están acostumbrados a que todo tenga un fin, lo nuestro nunca lo tendrá, podría acostarse con todas las mujeres del mundo y aún así, mi Diego, seguiría pensando en mí y yo irremediablemente volvería a amarlo y sufrirlo cuantas vidas tuviera.
Lo curioso de amarlo es que nunca pensé que iba a sentir toda esta pasión, la vida con él era un tormento pero me ayudaba a entender de mejor manera mi propia existencia. Me hizo probar a cada instante que estaba hecha de buena madera, yo nunca me quejé de que la vida no fuera cálida y compasiva conmigo, porque lo tuve a él y él sí lo era, su presencia era siempre contradicción, vivir en una guerra al borde de la paz, esa paz que solo puede uno sentir cuando ha encontrado la pieza que le faltaba al complejo engranaje del alma. Al principio no voy a negarlo, lo quería solo para mí, quería que todito me perteneciera, pero él no era así, nunca fue así, cuando lo entendí pude dejar de lado la idea de la fidelidad y aferrarme a que fuera mi inspiración, mi guía, mi compañero de vida estuviera presente o no. 
Mi Diego me amaba tanto que sólo él hubiera sido capaz de matarme para evitar que siguiera sufriendo por este cuerpo terrenal que tanto me atormentaba. Ese panzón me hizo la vida un infierno pero inexplicablemente disfrutaba que esas llamas me quemaran. Hoy ya no estoy, hoy ya no está en esa existencia que ambos pintamos de mil colores, ahora nos pertenecemos en un espacio etéreo, con la cara al viento, con un pincel en la mano y el corazón de mi elefante en la otra, le grito al mundo que el amor no tiene que ser siempre como nos lo han dicho, a veces, unas cuantas veces, el amor se presenta apasionado, guerrillero, rebelde, tormentoso y son esos amores los que no van a morir ni aunque la estúpida muerte se lleve a los que aman.

"¿Las mujeres que he amado? Tuve la suerte de amar a la mujer más maravillosa que he conocido. Ella fue la poesía misma y el genio mismo. Desgraciadamente no supe amarla a ella sola, pues he sido siempre incapaz de amar a una sola mujer. Dicen mis amigos que mi corazón es un multifamiliar. Por mi parte, creo que el mandato “amaos los unos a los otros” no indica limitación numérica de ninguna especie sino que antes bien, abarca a la humanidad entera."
Diego Rivera

lunes, 31 de diciembre de 2012

Abrazando el año que se va

El cambio de año en el calendario, siempre ha representado para mí 365 nuevas oportunidades de ser y hacer lo que deseo de corazón. No creo mucho en las tradiciones de la fecha, no como uvas a media noche, ni pido deseos, ni quemo papelitos, creo que solo en algunas ocasiones he salido con maleta en mano para que el espíritu del año por venir me lleve de viajera frecuente por un mundo cuyos destinos me hipnotizan. Lo único que sí he convertido en mi tradición personal, es tomar una hoja y mi inseparable pluma de tinta azul para escribir mis reflexiones del año que se va, como una manera de rendirle homenaje, de despedirme de él como se debe.

Este año es especial, porque el 2012 marcó mi vida. Repasando un poco lo escrito en años anteriores, sé que esa frase se repite igual en el 2008 que en el 2010 o en el 2011, pero nunca tuvo tanto sentido como ahora. Al caer la última noche de este año par, no dejo de pensar que los tiempos de Dios son perfectos y por más que uno se esfuerce en planear lo que harás y cuando lo harás, alguien allá arriba te manda a recorrer caminos inciertos, solo porque sabe que es el momento preciso para hacerlo.

Sé que las reflexiones de los años venideros, caerán inevitablemente en esto que escribiré este 31 de diciembre de 2012, porque he vivido dos de los momentos más importantes y maravillosos que puede vivir una mujer, justo antes de finalizar el año. Antes de haberlos vivido pensé que mi resumen anual se centraría en que me hice un tatuaje, en que cambié de trabajo, en que la suerte no nos sonrió en las travesías electorales, en que tuve reencuentros maravillosos e inesperados, en que me reconcilié con el pasado... Pero no, ahora todo se centra en dos instantes que lo iluminan todo.

El primero, es que puse fin a mi camino en solitario para comenzar una vida acompañada. No hay nada más lindo que tomar la mano de alguien que te ama tanto como tú lo amas y ahí si me quedo sin palabras para decirle a Dios lo agradecida que estoy por haberle permitido a alguien como yo, que nunca creyó que los príncipes azules existieran, vivir un cuento de hadas maravilloso que comenzó hace ya tantos años y que ahora está viviendo una nueva etapa. Siempre me pregunté que seguía cuando en las páginas finales aparecía el "vivieron felices para siempre", ahora lo sé porque lo estoy viviendo.

El otro momento que guardaré en mi corazón por siempre, es el saber que seré mamá de Mateo. "Mamá", repito mil veces esa palabra que evoca tanta magia y me parece increíble que pronto habrá alguien que con sus ojitos me la diga todos los días. Amo a Mateo, incluso desde antes de saber que existiría, él ha sido siempre mi sueño, mi ilusión. Lo imaginaba, lo intuía, lo sabía mío desde que tuve conciencia de que deseaba dar vida. Saber que ahora tengo dos corazones latiendo dentro de mí, me ha hecho no solo el año sino la vida entera.

Recibo el 2013 con una enorme felicidad, sabiendo que el que viene será el año en el que le daré la bienvenida a una estrella muy especial, nuestra estrellita descolgada del cielo, un motivo más para vivir intensamente la vida y ser mejor mujer. Abrazo con toda mi alma este año que se va, por haberme dejado tantas cosas maravillosas y recibo el que viene con la sonrisa más grande porque me augura un futuro al lado de mi nueva familia.

Que Dios los llene de luz y bendiciones, y que veamos en el 2013 la oportunidad de enderezar el camino de nuestra vida, para que nos lleve a donde en verdad queremos ir. No aceptemos menos. ¡Feliz inicio de año!

domingo, 30 de diciembre de 2012

He de confesar que amo a dos hombres

Irremediablemente la vida me sorprende una vez más, y justo cuando creí que no podía ser todo más perfecto, el camino a recorrer da un giro inesperado. Los días me retan, como queriendo poner a prueba a la mujer que está segura de su vida y de sus decisiones, como preguntándome si estoy lista para afrontar aquello que siempre quise tener.

La situación es que he decidido confesar que amo a dos hombres. Antes de emitir cualquier crítica me permito también informarles que mi cabeza no escucha razonamientos, tan solo los ama locamente, sin límites y sin pausas. Sí, se que para muchos ningún argumento que pueda darles vale lo suficiente como para entenderme, pero tampoco exijo que me comprendan, tan solo quiero confesarlo. Es así de sencillo y maravilloso a la vez, mi corazón melancólico y soñador ama a dos hombres con una intensidad que hasta ahora no conocía. No podría decidirme por uno, ahora los dos son mi vida, mi inspiración, mi fuerza, mi refugio. Ambos me hacen ser lo que soy.

Uno me encontró siendo una niña, se enamoró de mi por lo que era y decidió amarme por lo que ahora soy. El otro me proyecta a lo que siempre quise ser, me llena de ilusión y me hace esperar ansiosa un futuro que se aproxima.

Uno de ellos es mi faro de luz, el que me guía aún cuando la tormenta amenace el mar de mi existencia. El otro espera mis brazos, quiere que yo esté para él, no da treguas, me necesita para vivir.

Uno es mi sueño, el otro mi desvelo. Uno me mira con esos ojos apasionados y constantes que me hacen sentir compañera, mujer. El otro tiene una mirada tierna que me provoca besarlo y tomarlo entre mis brazos para que nunca nada pueda alejarlo de mí.

Uno me toma en cuenta, adivina mis pensamientos, me tiene presente a cada minuto, me ha hecho parte de su vida. El otro hace su voluntad sin preguntarme qué es lo que deseo, me cambió por completo, me hizo estar pendiente de sus necesidades antes que las mías. 

Uno ha sido mi amor eterno, aquel que ha permanecido constante a lo largo de los años. El otro es un destello intermitente que brillaba en el cielo cual estrella pero que de pronto se apareció, cambiando el rumbo de mi vida.

Uno me ha hecho una promesa de amor eterno que ha llenado mi alma entera. El otro ha llegado como un torrente que con su fuerza lo  inunda todo de una magia indescriptible.

Tengo la certeza de que uno de ellos estará conmigo siempre, me verá envejecer y sostendrá mi mano cuando ya no pueda caminar por mi misma. El otro me amará por siempre, pero no siempre estará conmigo porque sé, que llegará un día en que deba verlo partir.

He de confesar que amo a dos hombres y sospecho que los dos lo saben, pero ninguno me reprocha nada porque gracias a uno conocí al otro, es más, en el fondo creo que hasta se parecen, tienen gustos similares porque los dos me escogieron a mí, uno como su esposa, el otro como su mamá.


miércoles, 26 de diciembre de 2012

Lo que les faltó

Se querían, se querían a más no poder, pero les faltó valentía para volar juntos, les faltó mucho para aceptar que los que son diferentes también pueden amarse.

martes, 20 de noviembre de 2012

El efecto de leer

Agarro con fuerza el libro, me vuelco sobre sus letras... Necesito volar a otros mundos, ser otras personas.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Réquiem

Vamos a dejarnos llevar, vamos a vendernos a lo que tenemos que ser y así poco a poco iremos perdiendo memoria y dejarán de taladrar las culpas en una historia que se desborda de recuerdos pero que está agujerada por el paso del tiempo. Vamos a ser valientes, vamos a aguantar la respiración cada vez que nuestras miradas se crucen y no podamos más que sonreírnos de lejos, vamos a dejarnos de cuentos que un corazón que sangra desde lo más profundo, no se sana contándole historias, dejemos de hablar que a las palabras nos las arranca el viento como nos arrancó la felicidad el destino, o tú, que los dos son para mi lo mismo.

Duerme amor

Vamos a dormir a este amor, vamos a tomarlo entre nuestros brazos para acurrucarlo, hablémosle bajito a este inmenso caudal que ya no cabe dentro de nosotros, a esta pasión que se le cierran poco a poco los ojos. 
Ninguno tuvo el valor ni las ganas de acabar con él, aunque pudimos hacerlo, y es que es tan mágico, tan poderoso, tan invencible que lo mejor es hacerlo que duerma. 
Duerme amor, duerme tranquilo que en esta vida yo seré tu centinela y en la otra, ambos nos partiremos el alma para buscarte y no importa lo que haya que hacer, te encontraremos para despertarte con un beso eterno, para vivir la vida que se nos había negado, te pondremos de pie y orgullosos le mostraremos al nuevo mundo que nada pudo separarnos, que tú eras más grande que cualquier cosa, incluso que nosotros mismos.
Duerme amor, duerme tan solo por ahora.

martes, 6 de noviembre de 2012

Nunca digas nunca otra vez

Hace años les dolía el nunca más un poco menos que la duda de saber si en verdad se habían amado. Hoy saben que no solo se amaron sino que se seguirán amando y ahora eso duele un poquito menos que el nunca más que les cala como el más crudo de los fríos.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Una eternidad pausada [nuestra máquina del tiempo]

La eternidad también tiene pausas, por eso aquella noche no fue un sueño, fue más bien un milagro, un regalo del cielo. ¿Quién dice que no se puede regresar el tiempo?, después de ese día, ¿quién se atrevería a verme a los ojos y decirme que uno no puede abrazar las ausencias? Bajo la luz de la luna, después de tanta lejanía, no solo abracé su recuerdo, por imposible que parezca, bastó dar unos pasos para acercarme y envolverlo entre mis brazos, lo acaricié, lo besé y le susurré al oído que la vida sin él nunca sería la misma. Ambos sabíamos que el encanto de esa noche no duraría para siempre por eso nos aferramos a ese instante infinito, los dos sabíamos que para nosotros no habría final feliz, sencillamente porque lo nuestro no tendría final. 

Habíamos estado perdidos todo este tiempo en el laberinto oscuro de nuestras circunstancias personales y dormir juntos, soñando que la noche no se acabaría, fue un golpe de luz que va a iluminar todos los caminos que recorramos en ésta y mil vidas, estemos o no juntos. 

Sigue siendo el mismo cínico encantador de ojos de hechizo, solo que a diferencia de aquel tiempo, ahora sí lo sabía y no importaba porque ya no había caretas, ni falsas apariencias, ni mentiras que nos separaran, ahora como nunca estábamos él y yo, tomados de la mano caminando una calle que no nos pertenecía, hablando con el corazón desnudo, a sabiendas de que ya no teníamos más nada que perder, que importaba ya todo, si nos habíamos perdido uno al otro.

Ni amigos, ni amantes eso lo sabíamos y el amor al igual que el dolor de sabernos imposibles comenzó a calar profundo, y esa noche dolieron las canciones y nuestros nombres y nuestros días venideros de soledad, dolían los recuerdos que nos habían marcado el alma, y dolían especialmente esas dos palabras que después de esa noche no volveríamos a decirnos.

Ahí mismo, como una cruel premonición, el tiempo en su muñeca se rompió, los minutos se nos iban cayendo de a poquito, hasta que él ya no pudo hacer más que colocar en mi mano las horas rotas que como tatuaje, irán con nosotros haciéndonos saber que nuestro tiempo solo estará completo el día que la muerte nos lleve, jóvenes o no, para abrazarnos en esa eternidad que ya de por si nos pertenece y que por ahora solo está pausada.

A punto de verlo partir no quise decirle adiós porque quiero bailar con él todas las noches y hacerle el amor viéndolo a los ojos, decidí no llorarle porque a un corazón curioso no se le llora, a un corazón como el suyo se le honra con alcohol, así que cuando el recuerdo de aquella noche me aprisione el alma, voy a brindar con tequila, por el hombre que es de tantas, pero dentro de su alma es solo mío, brindaré porque los dos motores que impulsan su vida siempre estén bien y le recuerden lo que verdaderamente importa. 

Hay historias que no tienen final simplemente porque son tan grandes que no caben en contenedores ni en cajitas de tesoros, se desbordan porque la pasión es efervescente y el sentimiento constante. Hay eternidades que permanecen en pausa, hasta que uno se arma de valor para continuar.

viernes, 14 de septiembre de 2012

¡Feliz Cumpleaños Benedetti!


Un día como hoy pero de 1920 nacía en Paso de los Toros, República de Uruguay un hombre que marcó la historia de mis letras y definió el rumbo de mis lecturas desde el primer momento que tuve entre mis manos "Buzón de Tiempo". 
¡Hasta el cielo de los escritores, feliz cumpleaños a mi Mario!

viernes, 24 de agosto de 2012

Los que aman [Infinito]


Caminamos a paso lento, tenemos la mirada puesta en el futuro, nada de lo que pasa alrededor puede cambiarnos. Sí, es cierto vamos desentonando con el mundo, ése que nos observa como si fuéramos fantasmas, pero a nosotros no nos importa porque lo que vale es el reflejo propio, visto en esos ojos que nos dicen tanto. De vez en cuando el mundo intenta comprendernos, hace una pausa y nos envidia. Pero nosotros seguimos dóciles, encantados, rodeados de una magia sublime. El mundo nos concede una tregua y de pronto se detiene al ver que nos besamos, no hay sonidos, no hay tiempo, no hay gente cuando estamos juntos. No hay olvido, no hay memoria, solo estamos nosotros, solo existimos cuando nos nombramos, no hay otra voz, otra mirada, otro abrazo que nos haga ser. La lluvia no nos moja, la costumbre no nos mata, la distancia no nos separa. Nos han llamado de mil formas, nos han dicho que esto que sentimos es pasajero, que nada dura lo suficiente para ser eternamente bueno, pero nosotros nos contemplamos con dulzura y seguimos siendo incrédulos de lo que dicen, nos aferramos a la comunión de nuestros cuerpos. El mundo podrá hablar simplemente porque tiene voz, pero a nosotros esa voz no nos toca, no nos mancha, seguimos inmaculados porque no escuchamos, porque somos sordos y solo distinguimos el sonido que produce el latir del corazón. Sí, es cierto vamos cada día desentonando más con el mundo, pero que maravillosa forma de demostrarle al universo que en él encontré mi trozo de infinito.

Con un enorme agradecimiento a la vida por celebrar hoy la llegada en el pasado de mi razón de vivir. 
¡Feliz cumpleaños a mi trozo de infinito!

viernes, 17 de agosto de 2012

Uno de los buenos

Yo elegí a uno de los buenos y ese mismo me ha elegido a mi, coincidir es maravilloso cuando el destino y Dios tienen un plan mejor que cualquiera que hubieras podido imaginar.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Consumación de una frase incompleta


"Dicen que todo lo que nosotros estamos buscando, también nos busca a nosotros y que, si nos quedamos quietos nos encontrará". Se leía en un cuadro con marco color plata que colgaba  en la puerta principal de aquella librería donde ella trabajaba. Todos los días la veía detenidamente al entrar al lugar y hasta parecía que cerraba sus ojos como queriendo con todas sus fuerzas que esas letras fueran ciertas.
Ya se había cansado de los cuentos de la vida y por eso cuando no había clientes ella misma escribía sus historias, a veces ella era la protagonista, otras más dejaba que sus musas revolotearan creando personajes de ficción. A ella le gustaba imaginar que sus letras se mezclaban en el aire de la librería con las viejas letras contenidas en aquellos libros de Borges, Hemingway y Verne. Controlar el momento en que ponía el punto final a las historias le daba una satisfacción que no tenía en la realidad.
Cuando llegaba un cliente a aquel lugar cálido de libros e historias, generalmente sabían lo que iban a comprar, pero si ella era la que los atendía, entonces era común ver que salieran con uno o dos libros más, casi siempre novelas clásicas que ella les narraba con tanta emoción que no les quedaba de otra más que comprar el libro para saber el desenlace. 
Los viernes se cerraba temprano el lugar y ella echaba llave a la vieja cerradura de la puerta más para que no se escaparan las musas que para que no se robaran los libros. Y claro, no perdía oportunidad para echar un vistazo a la frase que siempre llevaba consigo: "Dicen que todo lo que nosotros estamos buscando, también nos busca a nosotros y que, si nos quedamos quietos nos encontrará", parecía querer memorizar cada una de las letras de aquel cuadro y después caminaba más lento, como repasando el mensaje que contenían.
Una mañana de agosto, entró por la puerta un hombre de edad avanzada que ella no había visto nunca, sus ojos estaban coloreados de un azul profundo y sus manos eran pequeñas, con paso firme y mirada fija se acercó al mostrador y le pidió un libro, "Luz de Agosto" de William Faulkner. Ella nunca lo había leído y la tomó por sorpresa lo decidido que estaba aquel hombre al elegir su lectura, por lo que le preguntó si sería todo lo que llevaría o si le gustaría llevarse además un libro que seguro le iba a gustar. Él no respondió a la pregunta, ella rápidamente levantó sus manos hacia el estante color amarillo y bajó un pequeño libro con portada oscura "Gracias por el Fuego" se alcanzaba a leer en el encabezado y comenzó a contarle con los ojos llenos de emoción la historia de Ramón Budiño, y lo incitó a querer conocer el final de esa novela donde la frustración de un hijo al no poder llevar a cabo el asesinato de su padre lo lleva a una introspección profunda de él y de la sociedad en la que vive. El hombre la observaba atento, ya con la obra de Faulkner entre sus manos, pero intrigado más por la pasión de ella que por comprar la novela de Benedetti. Asintió con la cabeza y sonrío un poco. Sacó su cartera del bolsillo derecho del pantalón y al jalar el billete de 500 pesos cayó al suelo una fotografía en blanco y negro de una bella dama. Ella se agachó a recogerla del suelo antes de cobrarle y le preguntó si era su esposa la hermosa mujer de la fotografía. Él le contestó que no solo era su mujer sino el amor de su vida. 
La chica del mostrador sonrió por la ternura en los ojos de aquel hombre y observó con detenimiento la imagen. Dale la vuelta, se escuchó decir al hombre y ella lo hizo. Había una frase escrita con tinta azul en la parte posterior  que iniciaba con un ilegible día de marzo. "Dicen que todo lo que nosotros estamos buscando, también nos busca a nosotros y que, si nos quedamos quietos nos encontrará". Sintió como un escalofrío recorría su cuerpo y el hombre sonrío un poco antes de contarle que él era el dueño de la librería y que al morir su esposa hace 5 años, él mismo había colocado el marco con esa frase que ella solía pronunciar a menudo y que se encontraba en el anverso de la fotografía. Le dijo también que visitaba con frecuencia el café de enfrente para leer y que muchas veces observó como al salir de sus labores en la tienda, ella dirigía su mirada al letrero con una fe envidiable, así que ya que estaba aquí y aprovechando el descuido al dejar caer la foto iba a decirle que siguiera creyendo, que no había poder más fuerte que la fe en lo que creemos, aún si otros le restaban significado. Le contó que una mañana antes de salir a comprar los víveres de la casa, ella, su esposa lo detuvo para darle un beso en la mejilla y le agradeció su compañía de tantos años, él observó con ternura la forma como su mujer le decía que lo amaba y la vio más linda que nunca, ya no eran jóvenes pero ella le seguía pareciendo hermosa. Al hombre se le llenaron los ojos de lágrimas cuando le contó a la chica de los libros que justo antes de cruzar la puerta, su mujer pronunció la frase del cuadro y de la foto y le lanzó un beso a la distancia. Murió a los 2 días de un infarto, su corazón le falló pero él nunca iba a fallarle. Así que le dijo a la joven que ahora él estaba quieto, esperando solo a que ella lo encontrara, como la primera vez cuando la conoció en aquel parque. Solo se dedicaba a leer y a esperar por ella, por eso el negocio de la librería. La chica del mostrador salió por detrás de la caja registradora y abrazo a aquel hombre enternecido hasta las lágrimas. Ella que había leído todos los días la frase, le reveló que conocía lo que seguía, no era una frase con punto final, la autora era Clarissa Pinkola y la frase del cuadro continuaba así: "Es algo que lleva mucho tiempo esperándonos. En cuanto llegue, no te muevas. Descansa. Ya verás lo que ocurre a continuación. Experimenta la paz dentro de ti, confía en que te encuentras exactamente donde debes estar, no olvides las posibilidades infinitas que nacen de la confianza en ti mismo y en otros, utiliza los dones que has recibido y transmite el amor que se te ha dado". 
A la mañana siguiente dos marcos colgaban de la puerta. La frase estaba completa y esos dos nuevos amigos también.

viernes, 13 de julio de 2012

Dualidad

Uno no siempre puede ser luz,
ni puede ir regalando a diario sonrisas.
Hay momentos en los que somos,
más bien un reflejo,
una depresiva dualidad,  
momentos en los que somos sombras 
irónicas, irreverentes, envidiosas,
de esos que aparecen sin remedio
en el espejo al mirarnos, 
esos que son nosotros,
pero con más luz,
con sonrisas,
con futuro.
Esos que en el fondo,
quisiéramos ser.

martes, 19 de junio de 2012

Itinerante [Circo de las Ilusiones]

Pasaron 5 años desde que bajaron el telón de la última función del circo de las ilusiones. Los números ya no daban para sostener las giras por el interior, les explicó apenas un par de semanas antes Don Cosme el administrador de la compañía, a los artistas que durante una década trabajaron en el circo. La noche del fin llegó como llegan todas las fechas fatales y la función fue en verdad especial. Tuvieron una luna que bañaba de luz las lonas de la carpa y mil estrellas que palpitaban al ritmo de sus corazones, y así con las risas de los niños, el olor a aserrín y algodón de azúcar y el letrero luminoso de la entrada, los artistas del circo se despidieron de su público que les aplaudió de pie al final de la función premiando su entrega de siempre. 


Esa noche no solo se despidieron de los aplausos y de ese pequeño poblado al norte de San Roque, también entre ellos se tuvieron que decir adiós. Durante 10 años habían vivido juntos en aquellas casas rodantes que los hicieron estrechar lazos de amistad, que los unieron, y los separaron también cuando el cansancio de la jornada los hacía enojarse por detalles insignificantes. Eran una familia, una familia que esa noche estaba a punto de desintegrarse. Se abrazaron entre lágrimas e incertidumbre, deseándose unos a otros buena fortuna.

"Brindemos antes de partir", dijo Don Cosme, que ya se acercaba con algunas copas y una botella de sidra. "Por el circo de las ilusiones, mis queridos amigos".

"Salud", pronunciaron todos fundiéndose en una sola voz.

Desde el fondo de la carpa se dejó ver la sombra de una mujer robusta. "Hoy es una noche especial, así que voy a regalarles a cada uno de ustedes una visión del futuro, y no tanto como un regalo sino como señal de agradecimiento por tantos años que aguantaron mi mal genio", sentenció la mujer más temida del circo, la del pelo largo y crispado, la de la sonrisa burlona, Aura como la llamaban todos. "Quién deseé saber qué le depara el futuro bien podría venir a verme antes de que me ponga borracha". Y de un tirón entró a su tienda con su copa espumante en la mano, ya tambaleándose un poco.

Aunque al principio todos siguieron brindando y charlando sobre lo que habían sentido al caer el telón de la última función, poco a poco y muy discretamente fueron desfilando frente a Aura los artistas del circo de las ilusiones. Todos ellos sabían que lo de Aura no era charlatanería, aquello era verdaderamente un don. Nadie olvidaba aquella vez que se quemó la parte trasera del circo. Una noche antes, Aura había advertido que un calor incesante inundaría la carpa. "Pasará algo y más les vale que dejen de apagar aquí sus colillas de cigarros o nos quemaremos todos" les había dicho a Lucho, el domador de leones y a Juan, el trapecista. Y así pasó, la noche siguiente la carpa fue consumida por el fuego que comenzó con un cigarrillo mal apagado. En otra ocasión le dijo a Elena, la mujer de la cuerda floja, "tendrás que dejar tu acto, las alturas no le vienen bien a los bebés", y a los 9 meses con 5 días estaba naciendo una hermosa niña a la que Elena le puso Cielo.

El primero en entrar a ver a Aura, fue Don Cosme. "Mi viejo amigo de parrandas, pase, siéntese aquí frente a mi. A ver, déjeme ver, a usted aún le queda larga vida y un gran futuro por delante, este circo se termina pero no así su buena fortuna, ya lo verá".


Don Cosme soltó tremenda carcajada, "lo sabía, soy un hueso duro de roer y es bueno saber que seguiré vivito y coleando, porque no voy a mentirte Aura, tenía miedo de lo que pudieras decirme, tengo una tos que no se me quiere ir, y a veces termina por preocuparme pero yo bien sé que estoy hecho de buena madera".


"Eso ni dudarlo viejo" dijo Aura, mientras Don Cosme se levantaba de su silla y salía de la tienda tosiendo un poco. Al ver que se marchaba, Aura solo movió la cabeza y bajó la mirada hacia las cartas que tenía entre sus manos.


El segundo en entrar fue el payaso sonrisas, Luis era su verdadero nombre. "Aura, quiero que me digas la verdad, ¿qué me depara el futuro?". Luis siempre había sido un hombre vulnerable que solo hacía honor a su nombre artístico en el ruedo del escenario, porque fuera de él vivía atormentado por su pasado. "Encontrarás el amor Luis, seguirás sonriendo y trabajando con los niños, las cartas lo dicen claramente", dijo Aura mientras echaba sus cartas a la mesa. "¿Regresará conmigo Martha?" le preguntó el payaso cuya sonrisa comenzaba a dibujarse realmente en su rostro, ya no por la pintura sino como una mueca ahora perceptible en su cara. "Parece que al final ella se dará cuenta de que realmente te amaba y en unos meses la verás llegar a tu lado". Luis, el payaso de las sonrisas salió radiante y esa noche comenzó a emborracharse de felicidad. 


"Ahora me toca a mi", dijo Elena y entró con Cielo entre sus brazos. "Pasa querida, siéntate aquí y dime qué es lo que deseas saber", le dijo Aura viéndola fijamente a los ojos. Cielo comenzó a llorar y Elena la arrulló entre sus brazos. "Quisiera saber si el papá de mi hija alguna vez querrá conocerla". Aura echó las cartas y después de verlas detenidamente por un rato, le contestó "Elena, no seas ilusa, más vale que ese hombre no se acerque a tu hija, no es lo que aparenta y tú lo sabes bien, ese hombre te buscará pero por lo que más quieras no dejes que se acerque a tu pequeña". Elena abrazó con más fuerza a su Cielo y se levantó asustada.


Todos seguían afuera brindando y charlando sobre esos años de anécdotas y vivencias en el circo de las ilusiones, platicaban de aquellos lejanos poblados que visitaron, a los que llevaron un poco de alegría, de esas funciones gratuitas que dieron cuando se daban cuenta que los papás de los niños no tenían ni para comer. Recordaban en especial una noche de intensa lluvia en un lugar llamado El Caporal, el cielo tronaba y el terreno estaba lodoso, pensaron en cancelar la función nocturna pero ya los boletos estaban agotados así que decidieron que el show debía continuar. Todo había salido bien hasta que el acto de los leones se salió de control. Lucho ejecutaba como cada noche su espectáculo en el que dos de los enormes animales, saltaban por un aro de fuego. Sin embargo en el momento en que uno de ellos se disponía a saltar, un trueno retumbó en la carpa del circo y fundió las luces del interior. El león asustado se abalanzó sobre Lucho, haciéndole heridas leves en el antebrazo derecho y conmocionando a la concurrencia. El susto que se llevaron todos había sido colosal, pero ahora solo reían al recordar las caras que habían puesto al ver semejante escena.


Juan, el trapecista estrella del circo, se sirvió una última copa de vino y entró con ella a ver a Aura. "De todos eres tú al que más deseo decirle lo que le depara su fortuna, y no echaré las cartas, porque lo que para ti viene es fácil de predecir". Él la observó con la mirada húmeda y aventó un suspiro. "Juan tú amas a Cecilia más de lo que quisieras y aún así le haces daño, cada noche durante estos 10 años los he visto aventarse del trapecio, arriesgando sus vidas, pero confiando uno en el otro, sabiendo que no van a soltar sus manos en el aire, aferrándose a esas barras de metal que los llevan de una orilla a otra. Bendita ironía del destino, todo este tiempo ella confió en que no la soltarías y nunca lo hiciste en las presentaciones, pero la soltaste en la vida, la dejaste ir y ahí mi querido amigo, no hay ensayo que valga, no puede uno repetir el acto, ni practicar hasta que se acaban los errores. La vida cobra caro y si uno se equivoca, lo pierde todo y tú lo perdiste todo. Cecilia vivirá sola lo que le quede de vida, a eso la has condenado y tú vivirás queriendo borrar aquel día en que la dejaste ir. Pero no pongas esa cara Juan, tal vez, en un vuelco del destino  puedan estar juntos, después de todo el amor vence por sobre todas las cosas no lo crees". 


"Fui un tonto Aura, todos en el circo rumoran y hablan sin saber lo que me duele no tenerla, lo triste que es tomar sus manos solo en las funciones y que solo arriba del trapecio cruce su mirada con la mía. Fui un egoísta que pensó solo en mi, que quería que no se acabaran mis años de juventud para seguir disfrutando de las mujeres, del alcohol, de las fiestas. Ser artista de este circo me trajo mil bendiciones pero también me hundió en la soledad por mi maldito ego. Solo quiero que leas en tus cartas que ahora que termina el circo tengo esperanzas para luchar por Cecilia, voy a lograr que me perdone, ¿lo lograré verdad?", le cuestionó el trapecista.


"Yo creo que lo harás, solo no olvides algo, tenemos muchas vidas para amar a quien realmente es nuestra alma gemela", contestó Aura sin mirarlo a los ojos. Juan la abrazó y hasta un beso le dio en la mejilla. Ella se limpió el beso y él salió de la tienda más sonriente que el payaso del circo.


Cecilia no quiso entrar, sus creencias religiosas le impedían confiar en unas cartas, para ella todo aquello era pagano, el único que conocía el destino final era Dios y ella no quería hacer enojar a ese bondadoso ente celestial que castigaba a sus hijos pecadores con las llamas del infierno. Ella prefirió seguir escuchando lo que Elena le contaba de  las predicciones que Aura le había compartido sobre el papá de Cielo.


"Anda Lucho, te toca entrar con Aura", le dijo Don Cosme al domador de leones, mientras le quitaba de la mano su copa de vino y se la tomaba de un solo trago.


El turno ahora era de Lucho, un hombre fuerte en todos sentidos, con la voz firme y la mirada ausente, convivía más con los animales del circo que con sus compañeros, casi no conversaba con nadie y tomaba vodka todos los días.


"A mi no vas a engañarme Aura, todos han salido de tu tienda felices con tus predicciones pero algo me dice que les mientes, mírame a los ojos y dime que me equivoco, allá están ellos afuera brindando por el futuro que tú les auguras prometedor y yo no creo ni una centésima de todas esas porquerías que les has dicho", Lucho terminó de hablar y de un trago le bajó la mitad a su botella de vodka.


Aura sonrío, "A ellos los engaño pero a ti no puedo engañarte, me conoces demasiado. Nada de lo que les he dicho es cierto, las cartas me han mostrado justo lo contrario, pero para que decirlo, ¿quién de estos pobres cirqueros quiere irse de aquí sabiendo que su destino no será de dicha? Miento, es cierto, pero al menos les regalo esta noche, donde todos creen que serán felices y eso es mucho más de lo que tú podrías hacer por ellos".


Lucho, bajó la mirada y con voz firme le dijo a Aura, "Por lo menos a mi dime la verdad vieja embustera", Aura reviró de inmediato. "Quieres saberla, perfecto, pues Don Cosme morirá solo en unos días. Luis, el payaso seguirá buscando a Martha y nunca la encontrará porque ella se fue muy lejos con otro hombre, la realidad es que nunca lo amó y él no se resignará. A Elena sí la buscará el papá de su hija pero su destino depende de lo que ella decida hacer con eso. La historia de amor de los trapecistas, Juan y Cecilia se tornará dramática, porque ella se va a suicidar esta misma noche, y Juan, el pobre de Juan vivirá atormentado toda su vida".


"Aura por el amor de Dios, eso es horrible, si de verdad es cierto lo que dices, hagamos algo para impedir que pase", dijo Lucho con los ojos llenos de desesperación. "Hay cosas que uno no puede impedir, amar, morir, son justo esas cosas que no pueden cambiarse de rumbo. ¿El futuro sería distinto si yo les dijera que hoy no solo termina el circo de las ilusiones sino la vida de Cecilia también? No, ya te lo dije, nada puede cambiarse y esta noche las vidas de todos aquí en el circo, se verán marcadas para siempre, por eso les mentí".


"Pero ella es creyente, cree más en Dios de lo yo he podido creer en mi durante toda mi vida", dijo Lucho, "ella no podría matarse a si misma". "Lo hará", le dijo Aura, sin poder mirarlo a lo ojos.


Lucho se levantó con la botella de vodka casi vacía entre sus manos, con ésta había bebido ya 4 botellas. Hizo a un lado la cortina de la tienda de Aura y se detuvo de repente tambaleándose por los efectos del alcohol. 


"Espera un minuto, a todos les mentiste, les escupiste una mentira tras otra en su cara, ¿por qué voy a creerte, qué me hace pensar que me estás diciendo la verdad? Hay algo que no concuerda en tu estúpida historia sobre la muerte de Cecilia, ella no podría quitarse la vida, eres una vil embustera, que engaña sin escrúpulos".


Aura se acercó a él, y le susurró muy cerquita, "es cierto ella no va a quitarse la vida, pero sí morirá esta noche. Te lo dije y fui muy clara, el amor y la muerte son cosas que no se pueden cambiar, en eso tenemos el rumbo marcado y hacia allá vamos nos guste o no, nos lean las cartas o no, creamos en ello o no. Es cierto que te he mentido en parte de la historia, como a todos los demás, pero no fue en la parte de su muerte".


Lucho, con los ojos llenos de enojo por las palabras de Aura, aventó la mesa donde momentos antes ella había estado leyendo las cartas, que salieron volando por toda la tienda. Cayeron al suelo unas imágenes de santería y dos vasos con agua salada que se quebraron, Lucho también cayó al suelo y apenas si pudo levantarse. Aura cerró los ojos y le dio la espalda, dirigiéndose afuera de la tienda. "Maldita bruja", le gritó Lucho con furia mientras tomaba del suelo su botella de vodka y se la arrojaba con todas sus fuerzas. Aura la vio volar por encima de ella, rozando sus cabellos crespos.


Un grito de horror se escuchó entre los artistas del circo. Era Elena. Todos dirigieron hacia ella su mirada. Cecilia yacía inerte en el suelo, con la cabeza sangrante y cerca, muy cerquita de ella, una botella de cristal con una etiqueta azul en la que se leía la marca de un vodka barato.


Aura solo dijo en voz baja, casi imperceptible "¿Alguien más quiere que le lea las cartas?".

viernes, 15 de junio de 2012

¡Tanti auguri!

Más que celebrar un cumpleaños como cualquier otro, hoy abrazo con todas mis fuerzas a la mujer que he comenzado a ser. Me gusta tanto la sonrisa que se dibuja frente a mi cuando me veo al espejo, soy mucho más libre, más honesta, más coincidente con la que siempre quise ser. 


Cuando niña imaginaba llegar a esta edad y ni en mis más remotos sueños pensé que lograría sentirme tan orgullosa de haberme caído, de haberme equivocado, de haber llorado y con todo ello seguir de pie, íntegra y feliz. Hoy festejo todos los regalos que por adelantado la vida ha puesto frente a mi. Celebro un año más de una vida que es más mía que nunca, soy la dueña indiscutible del rumbo que ha tomado mi camino y hasta donde te encuentres, mi querido lector, festejo también este año de experiencias que compartiste conmigo a través de mi INEVITABLE.

Entro en la recta final de las dos primeras décadas de mi vida, y la plenitud me tomó por sorpresa, lo que vendrá después sigue siendo una interrogante, el futuro es maravillosamente incierto pero a diferencia de otros tiempos ya no corro, rompiendo mi costumbre de huir de todo y de todos,  ahora estoy en paz y camino despacio porque quiero disfrutar el viaje, el paisaje de estos últimos veintitantos es tan hermoso que no quiero cerrar mis ojos ni perderme ni un instante de esta vida que brilla mucho más que antes. 


La mejor manera de celebrar un cumpleaños es dedicar ése día a ser feliz, pero éste no es mi día, los últimos meses han sido mis días, los mejores días son, desde ahora, siempre.

jueves, 31 de mayo de 2012

Ella y él

Es curioso pero soy más fan de ella (con la que se fue), que de él (con el que estuve).

miércoles, 30 de mayo de 2012

Inmortales

Me dijo con la voz entrecortada que yo era un fantasma en su vida, pero no siempre lo fui, hubo días en los que no nos ocultábamos tras la noche clandestina. Algunos todavía recuerdan que fuimos dos dioses que tenían juntos la fuerza para cambiar al mundo, aún cuando había quienes nos auguraban el fracaso. En esos días no éramos fantasmas, éramos seres inmortales, el amor nos hacía eternos, o por lo menos eso creíamos, al final solo fuimos un instante que se evaporó en la más absurda de las equivocaciones.
Él fue quien me bajó del cielo y al equivocar el rumbo nos condenó a ser eternamente unos fantasmas, ésos fantasmas que se aparecerán al besar a otros, los que nos llenarán de angustia por no poder cambiarlo todo. Fue él y solo él quién nos condeno a este cruel y doloroso olvido.
Para él soy un fantasma, el recuerdo innombrable de una larga historia. Para mí es el calor de un abrazo que ya no existe, el  sueño que se tornó en pesadilla, el golpe certero de un destino que no nos quería juntos. Todo pasó frente a mi sin que me diera cuenta, cerré por un momento los ojos y al abrirlos ya estaba llamándome fantasma en esa madrugada éterea, ya no éramos dioses eternos ahora solo quedaban las ganas de haber sido inmortales.

martes, 29 de mayo de 2012

En medio

Si estoy en medio de su historia y no quieres que se vaya de tu vida, ¿por qué no simplemente me haces a un lado y dejas de mirarla de reojo?

Deseo [Historia de una pasión que se evapora]

Me quema la piel con su mirada, sus abrazos son una invitación a dejarme llevar por lo incorrecto, sus besos se me quedan pegados en el alma, su olor me penetra y se evapora, sus manos apenas si me tocan pero sé que en su mente ya me ha acariciado por completo, mi sangre entra en ebullición cuando se aproxima, me vuelve a mirar con sus ojos fijos y sabe que lo deseo; lo observo de reojo y sé que me desea, ambos podríamos dejarnos llevar por la pasión o simplemente saludarnos y decirnos hola. 

martes, 22 de mayo de 2012

Finales diferentes

Entre los sueños que tuvimos y la realidad que nos alcanzó, solo hay un detalle, una pequeña condición que lo cambió todo, esa diferencia es que nosotros en aquel mundo de fantasía, no teníamos final.

lunes, 21 de mayo de 2012

El niño que se convirtió en el hombre de mi vida

Intenté ponerles nombres ficticios a los personajes de esta historia pero luego me rehusé a hacerlo. Tengo el derecho  porque no solo soy yo la que la escribirá, sino que soy también la que la ha vivido todos estos años. Así que por esta ocasión me perdonarán mis lectores pero voy a narrar una historia que me pertenece completa y que comenzó cuando  era una niña que estaba por terminar la secundaria, aquella con el cabello corto y la misma sonrisa de aquí no pasa nada que conservo aún. Tenía la mirada confiada y mis manos desde entonces eran frías. El destino quiso que la historia de mi amor fuera mucho mejor que cualquiera de esas historias que escribo aquí mismo, ninguna de ellas podría igualar lo que he vivido por tantos años. Parece como si Dios me retara, como si me dijera "A ver Libia, crees que tus relatos son buenos, espera a que vivas el que estoy escribiendo para ti".
Lo conocí una tarde de fin de semana, en un lugar de retiro, allá lejos de todo y de todos. Sus ojos llenos de lágrimas se toparon con los míos que también lloraban. Éramos dos niños que intentaban entender el mundo, que querían solucionar problemas que estaban fuera de su alcance, éramos dos almas solitarias que desde el primer momento se llamaron. Fuimos como dos imanes que una vez juntos no pudieron separarse.

Una carta lo inició todo. Sus pasos se acercaron hacia mi, él estiró su mano y yo tomé esa hoja de cuaderno doblada. La quise guardar entre mis piernas. Mis mejillas se pusieron rojas porque todas a mi alrededor me observaban, a los 14 años uno suele ser muy competitiva cuando de varones se trata, y la situación se vuelve aún peor cuando en nuestra escuela no estábamos acostumbradas a ver niños, así que ellas seguro pensaban en qué podía tener yo, con mis dientes chuecos y mis piernas flacas como para que él se fijara en mi. Y tenían razón, él me vio brillar cuando yo no tenía luz, se enamoró de mi cuando yo no sabía que quería hacer con mi vida, me observó con sus ojos cálidos, me vio despintada y despeinada y aún así, en las líneas de esa carta escribía que yo le parecía linda.


El cielo nos regaló 3 días que marcarían el resto de mi vida. No hubo entre nosotros nada más que la convivencia de dos que se intuyen permanentes, pero que no saben que pasará con el futuro. Nos regalamos un abrazo al partir y con eso tuvimos para anclarnos por muchos años a ese momento que inexplicablemente lo iluminaba todo.

Despedirme de él aquella tarde de domingo en San Miguel de Allende fue el primer dolor de mi corazón, llegué a casa más sola de lo que me fui. En ese retiro exorcicé muchos fantasmas que me atormentaban, perdoné a quienes sin saberlo me habían lastimado, me acerqué a Dios pero esa noche, ya en mi cama me dormí triste porque había conocido a alguien especial y sentía que no lo vería más. Viendo al cielo lo extrañé como nunca había extrañado a nadie. 


No fue la única noche que me hizo falta, pero encontramos la manera de seguir unidos, las letras fueron la fuerza que nos mantuvo como imanes uno al lado del otro. Los tiempos eran distintos y había que esperar a depositar la carta en el correo postal, que viajara hasta su destino y una vez en las manos del otro, al abrirla, esperar que volaran las letras como mariposas. Una carta en particular recuerdo en la que me escribió que si me sentía sola, levantara la vista hacia el cielo y esas estrellas iban a recordarme que él estaría siempre conmigo. Así lo hice noche tras noche y las estrellas de pronto se convirtieron en mis cómplices y compañeras. 

La vida pasó, los años transcurrieron y nos volvimos otros, ya no éramos niños que jugaban a quererse a la distancia, ahora éramos adultos que tomaban decisiones con sus vidas. Ambos encontramos el camino que nos llevó más cerca de lo que queríamos ser, atrás habían quedado los miedos al futuro, la incertidumbre de no saber que profesión elegir y poco a poco, se alejaron las dudas pero con ellas también se fueron nuestras letras, ya no hubo más cartas y es curioso, pero aunque pasé algún tiempo sin saber de él, nunca lo sentí lejano, estuvo ahí aún cuando ni yo misma lo veía.

Ambos vivimos nuestras vidas, amamos, nos amaron, nos caímos y nos levantamos, pero a menudo recordaba aquellas cartas, aquellos que fuimos, recordaba lo que significó tener el refugio de sus letras y sus palabras siempre diciendo que todo estaría bien, y en verdad sentía que tenía una deuda conmigo misma, me había prometido que iba a volver a verlo, era una corazonada pero sabía muy dentro de mi, que había llegado para quedarse.

Después de algunos años fue él quien me encontró y regresamos a escribirnos, ahora largos correos electrónicos que aunque tenían la ventaja de la celeridad, jamás suplieron esas hojas de papel escritas por su puño y letra. Nuestras reflexiones eran ahora más maduras, con otras inquietudes, con otras vivencias, pero con el mismo amor de siempre. Paradójicamente ahora estábamos en continentes distintos, más lejos que antes pero nunca me sentí más cerquita de él.

Queríamos vernos, planeábamos vernos, pero aún había que aprender lecciones antes de volvernos a ver. Se lo dije en un correo creo que nuestro reencuentro espera el momento para ser perfecto. Ambos teníamos cosas pendientes, y eso no impidió que las letras nos abrazaran. Nadie nunca entendió como él mi pasión por escribir, me respondía con cartas maravillosas que parecían sacadas de una novela de mi Benedetti, él y solo él me acompañó en cada momento de mi vida, estuvo ahí cuando más me hizo falta. Pero tenía miedo, verlo era como echar una moneda al aire, deseaba con todo mi corazón ver a los ojos a quien por 13 años solo conocí a través de sus letras, 156 meses de ausencia física, no habían podido hacerme olvidar lo que provocó en mi aquel niño que estiró su mano para darme una cartita.

Comenzamos a hablarnos y por fin elegimos noviembre para volvernos a ver. Tomé un avión que me llevó hasta donde estaba, pero no lo abordé sola, con mi equipaje iban también mis temores de lo que encontraría al llegar y de que no fuera él o yo lo que esperábamos. Al caminar por el pasillo del avión buscando mi lugar, sentí como iba cambiando de a poquito, con cada recuerdo que venía a mi mente retrocedía un año en el tiempo. Después de todo, solo habíamos estado 3 días juntos y 13 años separados por una distancia que dolía, pero no podía estar equivocada, esas cartas interminables, esas llamadas, hacían que toda esta espera tuviera sentido. La sobrecargo anunció lo que la vegetación ya me había hecho notar, que habíamos llegado a nuestro destino y nadie mejor que yo lo sabía. 

Me levanté sintiéndome más ligera, como si volviera a tener 14, mis manos estaban más frías que de costumbre. Caminé despacio hacia la salida del aeropuerto, no sabía si en verdad hacía tanto calor o si eran mis nervios por volverlo a ver. Lo distinguí a través del cristal, su sonrisa era la misma y sus ojos que también sonreían me dieron la bienvenida.

Como podría explicarles que no era la mujer de los discursos, ni de los argumentos, ni la de los veintitantos la que caminó hacia él, era la niña de los sueños y las estrellas la que lo abrazó con todas sus fuerzas. 


Él tranquilizó mis huracanes, su amor fue tan grande que me hizo ver la vida de una forma distinta, me llenó de luz, de paz y mis fantasmas por fin se fueron lejos.


Esto es amar y solo ahora lo sé. Él siempre estuvo y yo con él. No imagino pasar mi vida con nadie más, el tenerlo es como si todo el universo sonriera al mismo tiempo para mi y sí, Saramago tenía razón siempre acabamos llegando a donde nos esperan...


[Normalmente elijo para mis historias una hermosa foto que refleje lo que he decidido contarles, pero hoy, mis queridos lectores la foto que sirve de colofón a esta historia es la imagen del futuro papá de Mateo y Sofía, el niño que se convirtió en el hombre de mi vida]